martes, 14 de febrero de 2012

La mala cabeza nacional

   

Obras megalómanas cuya funcionalidad no parece ser el principal objetivo de su construcción, y cuyo coste no parece haberle importado a nadie: Aeropuertos por doquier, obras arquitectónicas de última generación, puentes inverosímiles, palacios de congresos a todo trapo, exposiciones universales estériles, tranvías urbanos deficitarios, puertos deportivos, actuaciones urbanísticas dudosas, bibliotecas que harían palidecer a la de Alejandría, casas "de cultura" colosales, auditorios que podrían acoger a la Filarmónica de Berlín, etc., etc.
¡¡¡Millones y millones y más millones de euros!!!
(Nuestros ex-euros…)

¡Esto es jauja!

Ciudad de la Cultura (vaya tela...)
Santiago de Compostela


Este país ha perdido el norte. De tanto repetir que somos la octava “potencia” planetaria, hemos llegado a creérnoslo.

Políticos... ¿Adónde nos habéis llevado?

Atención, pregunta tonta: En política… ¿Hay responsabilidades penales?
Aaaaaahhh, ya.
Vale, vale.
(Me lo imaginaba).

Pero..., por otra parte..., ¿de qué nos extrañamos?
Como todos sabemos, los políticos no se caracterizan
ni por sus conocimientos, ni por su rigor, ni por su prudencia en la gestión de nuestro dinero, ni por su respeto a los ciudadanos (nosotros), ni por su preparación profesional, ni por sus cualidades de gestión, ni por su brillante historial, ni por su…, ni por su…, ni por su…, etc., etc., etc.

Pero coño, ¿Por qué les votamos?

Ya lo sabéis, ¿verdad?, ya sabéis lo que voy a decir ahora.
Por favor, permitidme que lo repita una vez más, pero esta vez me gustaría que lo repitiéramos todos a coro:
Te-ne-mos lo que nos me-re-ce-mos.
(Si queréis, le ponemos música).

¿Y ahora qué?
Pues nada, ahora toca “plan de ajuste”.
¿Ajuste de qué?
Ajuste de la mala cabeza nacional.


abap

(Atención, una adivinanza: ¿Quién se ha llevado la pasta?)




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