sábado, 11 de agosto de 2012

Juan Manuel Sánchez Gordillo

A estas alturas a nadie le puede sorprender que este humilde blog esté en total desacuerdo con las políticas económicas de este gobierno, tras manifestarlo reiteradamente artículo tras artículo.
Y al igual que este, muchos otros en la red se manifestan en contra, advirtiendo del gran peligro que supone para el país y para sus ciudadanos las decisiones que este gobierno, pusilánime e incapaz donde los haya, está tomando a pesar de que las reacciones a todas sus actuaciones les dicen, tozuda y sucesivamente, que se están confundiendo.
Pero las opiniones en la red son como si no existieran; sólo existen los medios de des-información oficiales del estado, que transmiten a la ciudadanía el mensaje oficial del actual régimen.
Pero es que no sólo blogs anónimos e independientes están clamando por un cambio de política económica. Figuras mundiales prominentes entre los que destacan los premios nóbel Paul Krugman o Joseph Stiglitz se suman al clamor que advierte que estas políticas sólo conducen a una profundización de la recesión que padecemos.
Uno tras otro, no importa quién opine, son maltratados y ridiculizados por políticos y medios de des-información, erigiéndose en ilegitimados oráculos del llamado “neoliberalismo” imperante que es una manera sutil y eufemística de denominar el expolio rampante y avaricioso que los llamados “mercados”, que no son otra cosa que los poderes financieros mundiales, están llevando a cabo con total impunidad.
Y los gobiernos de los países afectados (casi todos, incluso los “pata negra”) no son más que sumisos títeres, a pesar de toda la apariencia de capacidad y poderío que pretenden mostrar.
No importa quién diga, ni qué diga. Cualquier denuncia, cualquier manifestación en contra de la corriente oficial es sistemáticamente bloqueada por los obedientes y eficientes medios de des-información, y la esperanza de influir un cambio en la actual situación económica y del expolio al que estamos siendo sometidos los ciudadanos del mundo se presenta totalmente inútil.
No se atisba salida alguna para las personas corrientes del planeta más que agachar la cabeza y pencar con estoicismo todo lo que nos están haciendo sufrir esas personas, insensibles y psicópatas, a las que no les importa ni el sufrimiento de millones de personas ni la muerte por hambre –sí, por hambre, en el siglo XXI de nuestra era- de otro gran puñado de millones de seres humanos. A ellos sólo les importa el control y el poder. Y esa supuesta grandeza que otorga “el éxito”
Y en medio de esta desmoralizadora situación se produce un hecho de una aparente trascendencia menor.
Un grupo de personas, trabajadores corrientes, ciudadanos aparentemente intrascendentes, asaltan dos supermercados en España y entregan el botín de su atraco (leche, garbanzos, lentejas, azúcar, harina, etc., etc.) a gente que estaba pasando HAMBRE.
Nada especial, nada trascendente.
Pero… LA REACCION.
“No vamos a permitirlo”, dice el ministro de interior del orgulloso gobierno español. “No vamos a permitir el desafío a la propiedad privada”.
A continuación, y de manera urgente, se pone en marcha –una vez más- la eficiente maquinaria de los medios de des-información para bloquear esta actuación aparentemente intrascendente pero de un calado que va muchísimo más allá de las apariencias.
Y utilizan métodos estalinistas para desprestigiar a uno de los integrantes de este “feroz atraco”, el señor Juan Manuel Sánchez Gordillo, tachándole de “rojo”, “comunista trasnochado”, “el nuevo Ché Guevara”, “El bosque de Sherwood o la provincia de Sevilla”, “Cómo ser un Ché…”, etc., etc., como si todo eso fuera un insulto.
Pero la realidad es que esta simple actuación va a poner al actual gobierno en una situación muy delicada.
El gobierno tendrá que decidir si va a poner entre rejas a este grupo de humildes trabajadores que han “robado” material valioso (¡¡¡comida para gente necesitada!!!) cuya valoración económica puede estimarse en unos 1.000 euros, mientras mantiene en sus mansiones doradas a otros que se están llevando cientos de miles de millones de euros –que, por cierto, pertenecían a los sufridos ciudadanos entre los cuales están los hambrientos- y que son admirados y bendecidos por el statu quo.
Ahora el gobierno deberá decidir qué hacer, y tendrá que definirse.
Por el momento hay siete detenidos.
Veremos qué hacen con ellos…
“Por sus actos les conoceréis”.
La denuncia que grandes voces como Krugman o Stiglitz no han sido capaces de trascender, la va a conseguir un puñado de trabajadores del campo, humildes pero grandes, orgullosos y lúcidos que, de una manera tan simple como magistral, acaba de poner en un gran brete al actual gobierno.
Su denuncia es clara y contundente, y también su determinación: El hambre ya está aquí, y no vamos a permitirlo.
Gracias y enhorabuena a Juan Manuel Sánchez Gordillo, Andrés Bódalo, José Caballero, F.J.M.C., Néstor Salvador, Diego Cañamero, y a todos los demás cuyo nombre desconozco.
Grandes, enormes, geniales.

abap

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