domingo, 8 de abril de 2012

¿Europa, qué Europa?


Ya lo decía Anguita hace 20 años, recién finalizada la reunión de Maastricht, donde fundamentalmente se establecieron los objetivos comunes encaminados a alcanzar la unión monetaria. Más o menos Anguita venía a decir que se había hablado de números, ratios y medidas de corte exclusivamente económico para “converger” (hoy esto suena a música celestial) pero… ¿y la población, la cohesión social, el bienestar europeo?
Hoy no puedo más que recordar aquellas palabras que entonces me parecieron acertadas y hoy califico de premonitorias.
¿Qué Europa es ésta? ¿De qué Europa estamos hablando?
Una Europa a medio cocer. Descohesionada e insolidaria, desigual, inoperativa, con unos procedimientos inconclusos que ahora descubrimos que no solamente están sin rematar sino que juegan en contra.
El euro, que nos ha proporcionado una estabilidad monetaria desconocida hasta entonces para los países periféricos, nos ata a la vez de pies y manos para adoptar medidas individuales que nos preserven y protejan de crisis como la actual.
Se centralizan a nivel europeo funciones que en el pasado desarrollaban los bancos centrales de cada país, y establece medidas “para Europa”.
Es decir, establece políticas económicas para Alemania y para Francia, a la vez que para Grecia, Portugal, España…
Absurdo.
Esto no funciona.
Así lo tenemos muy difícil.
Hace unos pocos años podríamos haber “enfriado” nuestra economía si dispusiéramos de las herramientas adecuadas -véase el control del precio del dinero- y quizás hubiéramos podido bloquear la desdichada burbuja inmobiliaria que cegó nuestros ojos con destellos áureos.
Pero esa política económica no coincidía con la de otros países “más importantes”…
Desde que en 2005 la población europea rechazó la fallida constitución europea, los supuestos líderes europeos se han petrificado, y eso es impresentable.
Y recuerdo a Anguita cuando España menciona el caso griego para negarlo en nuestro país, o cuando ahora lo menciona Sarkozy en referencia a España para disgusto de algunos.
Acaso mañana Alemania mencione el caso francés…
¿Dónde está la solidaridad entre europeos?
Europa insolidaria.
Un banco central europeo que establece la “ayuda” a sus compañeros de viaje en base a prestar a la banca privada al 1% para que ésta, a su vez, la preste al 30%, como es el caso de Grecia.
Una Europa que exige políticas económicas suicidas a los moribundos.
Una Europa que utiliza el mal de sus compañeros para justificar sus exigencias perversas en aras de un rigor que, efectivamente, ha sido omitido por políticos inconscientes y poco preparados.
Todo esto provoca que, a modo de ejercicio mental inconsciente, barajemos la posibilidad de declarar la unión europea como intento fallido y difunto que quizás haya que abandonar cuanto antes por pura supervivencia.
De esta manera volveríamos a tener un mayor control de nuestras economías y de nuestro destino, y volveríamos a disponer de las herramientas del pasado que ahora se echan de menos: control del precio del dinero, del cambio de nuestras monedas, etc.
En este proceso perderíamos cosas, sin duda, pero estamos obligados a sopesar su trascendencia.
Lo más importante, que no es poco, es que perderíamos la solidez monetaria que ahora disfrutamos con la fortaleza de la unión, preservando nuestra moneda, el euro, de ataques financieros perpetrados por gente malvada que se enriquece, sin ética ni piedad, a costa del mal de la población de países enteros, siendo a la vez admirados por el mundo, como es el caso de Soros y otra gente de mala baba.
La cuestión es si esta fortaleza es motivo suficiente, desde el punto de vista puramente económico -como fue el talante de la reunión de Maastricht-, para mantenernos en la unión, habida cuenta de nuestra situación y de nuestro escaso poder de reacción.
Otra cosa son los motivos más allá de la economía, más elevados, pero que hoy por hoy son pura filfa en esta Europa dormida e inconsciente.
Europa, líderes europeos: o hacia delante o hacia atrás.
Hay que tomar decisiones, para avanzar de una vez por todas o para dinamitar este intento de unión europea.
Pero no podemos seguir así, no podemos seguir indefinidamente en tierra de nadie, al albur de los vientos.
abap

1 comentarios:

Sin entrar en Europa, en cuanto a nacionalidades, al examinar las demandas de Cataluña respecto de pillar tajada sobre el PIB, se comprende que, aplicar la aportación catalana a la tecnología economíca "lo que no son pesetas son puñetas" y "salut y forÇa en el canut" (o algo así)es la única solución solidaria posible para Europa... incluso el mundo.

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