lunes, 1 de diciembre de 2014

La izquierda y la derecha se tocan por sus extremos


El pasado fin de semana, 29 y 30 de Noviembre de 2014, se celebró en Lyon el congreso en el que el ultraderechista Frente Nacional respalda el liderazgo de su presidenta, Marine Le Pen.

El imparable ascenso de esta formación se ha visto favorecido por la decepción que ha supuesto la gestión socialista de Hollande al frente de la presidencia de la república. Si a esto le añadimos el débil regreso de Sarkosy a la presidencia del UMP, todo hace predecir una victoria del Frente Nacional en las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2017.

Hollande ni está ni se le espera, y otro tanto ocurre con Sarkosy, al que se cuestiona la oportunidad de su regreso.

A su vez, en España ocurre algo parecido. Al fracaso de la gestión económica y social del Partido Popular desde que ganó las elecciones generales de 2011, hay que sumar el desconcierto en las filas socialistas que a última hora intentan corregir con el lanzamiento de su nuevo producto, Pedro Sánchez, hombre carismático que aspira a convertirse en el líder de la izquierda para los próximos años, en un intento de salvar las próximas elecciones generales que se celebrarán -salvo un poco probable adelanto- el próximo año 2015. Y en este desconcierto generalizado emerge, de manera sorprendente, una formación política con corazón de izquierdas y maneras inéditas en el panorama, me atrevería a decir, internacional: “Podemos”.

La nueva formación política Podemos se mantiene en todas las encuestas, desde su creación, en una línea ascendente que apunta a la victoria en las próximas elecciones generales de 2015.

Hay muchas diferencias entre la formación francesa y la española. Mientras que en el primer caso, el partido francés en ascenso emerge por la ultraderecha, en el caso español lo hace por el otro lado, por una izquierda que, sino extrema, es al menos alejada de los postulados sustentados por la supuesta formación de izquierdas actual, el autodenominado “Partido Socialista Obrero Español”. Los corazones, el sentir, y los postulados fundamentales de las formaciones francesa y española son diametralmente opuestos.

Y, sin embargo, de manera sorprendente, el discurso de ambas formaciones es de una analogía sorprendente:

·      Ambos cargan contra los gobiernos en el poder, a los que acusan de dar la espalda a la ciudadanía.

·      Ambos invocan a la soberanía nacional, en detrimento de la venta de esta, en forma de saldo, al gran capital internacional.

·      Ambas formaciones denuncian una Europa sospechosamente mal diseñada y en manos de la oligarquía económica internacional, una Europa que cuestionan en un intento de reconversión hacia un proyecto auténticamente europeísta y ciudadano.

·      Ambas formaciones dicen pretender la devolución de la soberanía a los ciudadanos.

·      Los analistas políticos de ambos lados de los Pirineos coinciden en que las dos formaciones están siendo aupadas tanto por un discurso inteligente que conecta con las preocupaciones reales de los ciudadanos, como por la decepción que están suponiendo los actuales gobiernos de los dos países, a los que ambos partidos acusan de gobernar para las multinacionales a costa de la penuria de los ciudadanos.

Lo único que les diferencia, fundamentalmente, es el tratamiento de la inmigración, en el que el partido francés mantiene, a diferencia de Podemos, unas posiciones contenidamente xenófobas.

Por otra parte, los analistas políticos oficialistas dicen que el bipartidismo está en crisis, y sin embargo todo apunta a que la realidad es otra.

Los abusos y los excesos cometidos por lo que se ha dado en llamar “los mercados financieros” (una nueva burla hacia la ciudadanía por parte de “el capital” de toda la vida), comprando las voluntades de los partidos políticos “ganadores”, han estimulado la conciencia ciudadana hasta la comprensión de la manipulación de la realidad por parte del capital internacional, y el peligro de una neo-esclavitud dictada por estos y vilmente ejecutada por los partidos oficialistas, formaciones verdaderamente antisistema, en una clara y flagrante traición.

La ciudadanía se está rebelando y dando la espalda a los partidos oficialistas, los políticos del engaño, totalmente desconectados del sentir ciudadano en un discurso lleno de promesas que ya suenan huecas y faltas de contenido, que cada vez convencen a menos.

A su vez, los ciudadanos vuelven la mirada a aquellos que denuncian lo que son sus grandes preocupaciones: la decadente economía, el desempleo, la soberanía, y el innecesario y flagrante desmantelamiento del estado del bienestar.

Y todo esto con independencia de la tendencia por donde asoma la solución, bien sea por la izquierda en el caso español, como por la derecha en el caso francés.
No importa por donde vengan.

Y mientras tanto los partidos del engaño, en un intento ciego, absurdo y poco inteligente, en un intento desesperado de mantener su estatu quo, tildan de “populistas” a aquellos que conectan con las preocupaciones de los ciudadanos, y les acusan de “decir lo que el ciudadano quiere oír”, en lugar de hacer un análisis inteligente de las causas de su agonía.

Pero claro, ese análisis les declararía culpables, y su escasa talla política y su menor talla estadista, hace que su actitud se vuelva tan patética como suicida.

¡Bien!
La ciudadanía está de enhorabuena. La mediocridad necesaria para la manipulación de los actuales dirigentes políticos juega a favor del ciudadano: son incapaces, absolutamente incapaces. Tanto para gobernarnos, como para salvarse.

La esperanza está servida.


abap

(#niPPniPSOE)
 

1 comentarios:

Los Cinco Estrellas italianos, la ultraderecha griega, los Farage ingleses... y otros que no aparecen, también son indicios de que algo no funciona bien en Europa.

Es de observar que entre los cinco puntos de coincidencia entre Podemos y Frente Nacional que se detallan en este blog tres son de carácter económico.

¿Será la economía el arma que aplican los gobernantes?

El reciente nombramiento de Junker pone en claro para quienes trabajan en Bruselas, los diferentes podemos son la nota anecdótica que pone en claro que se trata de una democracia de juguete.

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